Fuente: selección y tradución de (JABFM) 2018: Humor During Clinical Practice: Analysis of Recorded Clinical Encounters

Objetivo: Poco se sabe sobre el uso del humor en los encuentros clínicos, a pesar de sus muchos beneficios potenciales. Nuestro objetivo fue describir el humor durante los encuentros clínicos.

Diseño: Se analizaron 112 encuentros clínicos registrados. Dos revisores que trabajaron de forma independiente identificaron instancias de humor, así como información sobre la logística de su uso.

Resultados: De los 112 encuentros, 66 (59%) contenían 131 instancias de humor. El humor fue igualmente frecuente en la atención primaria (36/61, 59%) y en la atención especializada (30/51, 59%), fue más común en las interacciones de acuerdo con el género (43/63, 68%) y fue más frecuente durante Asesoramiento (81/112, 62%). Los pacientes y los médicos introdujeron el humor de manera similar (63 frente a 66 casos). En general, el humor se refería a la condición médica del paciente (40/131, 31%).

Discusión y conclusión: el humor se usa comúnmente durante la coumnicación entre médico y paciente para hablar sobre la condición médica del paciente y para relacionarse con los eventos de la vida en general que aportan calidez al encuentro médico. El momento y el tema del humor y su uso por ambas partes sugiere que el humor desempeña un papel en la conexión social entre los pacientes y los médicos y permite una discusión más fácil de los temas difíciles. Se necesita más investigación para establecer su impacto en los clínicos, pacientes y resultados.

Discusión

En este estudio, encontramos que el humor estaba presente en aproximadamente el 60% de los encuentros a una tasa promedio de 2 casos por encuentro. El humor se usó más comúnmente en la parte de asesoramiento del encuentro y fue presentado por el paciente y el médico casi por igual. El tema más común del humor era la condición médica del paciente. La función del humor era más a menudo relacionarse con la vida en general o discutir la adherencia y otros temas difíciles. El humor a menudo se limitaba a intercambios de una línea («callejón sin salida»).

No hubo diferencia en el uso del humor entre los entornos de atención primaria y especializada, ni hubo una diferencia en función del sexo del médico o del paciente ni ningún efecto del uso de una ayuda para la toma de decisiones. Sin embargo, cuando el paciente y el clínico superior eran del mismo género, el humor se usaba con más frecuencia. Roter et al16 también notaron este fenómeno en el ámbito de la obstetricia. Aunque no se ha propuesto ni explorado una razón para este fenómeno, planteamos dos posibles causas para este hallazgo. Primero, puede deberse a un mayor nivel de comodidad percibido entre individuos de un género similar. Además, los de género concordante tienden a tener sentidos del humor más similares, por lo que pueden sentirse más cómodos introduciendo el humor en una interacción. Finalmente, aunque no tuvimos acceso a los datos para verificar esto, es plausible que más parejas concordantes de género fueran las del proveedor de atención primaria y el paciente. La familiaridad en estas relaciones puede permitir un uso más fácil del humor.

Sobre la base de nuestros hallazgos de observación, es difícil sacar conclusiones concretas sobre los beneficios del humor en estos encuentros. Sin embargo, en base a los datos que recopilamos, podemos inferir un acuerdo con la literatura publicada anteriormente sobre los usos del humor en los encuentros clínicos (Tabla 1).

La parte de asesoramiento del encuentro médico suele ser cuando surgen discusiones sobre diagnóstico, tratamiento, cumplimiento y otros temas potencialmente difíciles, por lo que es necesario realizar algunas de las funciones clave del humor. El humor se vio con mayor frecuencia en esta parte de la entrevista, lo que sugiere que se está utilizando en estas discusiones. Es posible que el humor permita que los pacientes y los médicos aborden más abiertamente estos temas que de otra manera serían incómodos y ayudan a mantener una interacción productiva.

El hecho de que el humor se usara para relacionarse con los eventos y circunstancias de la vida en general proporciona evidencia adicional de que el humor puede usarse para promover la conexión y la calidez, como lo afirmaron Wender y Frances.6,7 Los pacientes y los médicos experimentan una serie de obstáculos que pueden arruinar los esfuerzos de comunicación. El desequilibrio de poder, las diferencias de género, la discrepancia de edad y los variados antecedentes culturales y socioeconómicos pueden llevar a una comunicación obstaculizada. A su vez, esto puede afectar la experiencia del paciente y la eficacia del encuentro clínico.29,30. El humor puede ayudar a superar esos obstáculos al conectar a las personas en un terreno común.7 Como ejemplo, se observó que los pacientes y los médicos discutían comúnmente sobre mascotas o los esposos de manera humorística. Esto permitió la conexión a un nivel simple, lo que podría servir como un punto de inicio para conversaciones más serias e íntimas. Una conexión personal mejorada puede explicar la mayor satisfacción del paciente observada en las visitas con más humor.11