¿Me hago o no me hago el PSA? Los problemas de salud que no presentan síntomas
El cribado del cáncer de próstata resulta ser un tema sumamente conflictivo en relación con diversas consideraciones: el desacuerdo que suele haber entre los diversos especialistas que se orientan a su realización, la profusa presentación de estudios no siempre homogéneos en relación con el tema, las arriesgadas consecuencias para la salud de los pacientes y para la relación médico paciente de la selección de los diferentes enfoques, etc.
La semFYC representa una de las principales fuentes de inspiración clínica de los médicos de familia en España y que los médicos de familia en España son los principales agentes responsabilizados del cribado del cáncer de próstata. Por ello, nos parece que tomar decisiones que cuenten con las recomendaciones de dicha sociedad puede ser una manera de orientar las decisiones clínicas de los médicos de familia en España. Lo que sigue es una selección amplia de dicha entrada:
Cuando tienes a un paciente de 56 años delante de tu mesa al que le tienes que explicar que no sirve para nada (o puede ser peligroso) que se haga la prueba del PSA (si no tiene síntomas), que le ha recomendado un amigo o lo ha leído en una revista, la cosa cambia. Es lo que trata una reciente editorial de la American Academy of Family Physicians: How to Counsel Men About PSA Screening.
Tenemos claro, por las recomendaciones PAPPS y de la USPSTF, que no hay que hacer el cribado del cáncer de próstata con el PSA de forma rutinaria. PAPPS 2016: La determinación del PSA no debe recomendarse como prueba de cribado del cáncer de próstata en población asintomática de riesgo medio (evidencia moderada, recomendación fuerte en contra). La solicitud de PSA como prueba de cribado requiere compartir entre el profesional y el paciente el balance entre los riesgos y beneficios (evidencia baja, recomendación fuerte a favor). U.S. Preventive Services Task Force. Final recommendation statement: prostate cancer: screening, May 2012. Pese a ello hay asociaciones científicas americanas que aconsejan discutir con el paciente las ventajas e inconvenientes del cribado, decidir conjuntamente con él y solo pedirlo si el paciente expresa una clara preferencia de hacerse el PSA.
Como médicos de familia tenemos que proporcionar información precisa y comprensible sobre los beneficios y los daños del cribado del cáncer de prostata con el PSA. En USA disponen de ayudas a la decisión basadas en la web que pueden ayudar a los pacientes a tomar decisiones informadas y a mejorar su satisfacción con la decisión tomada. Estas herramientas van desde infografías directas hasta cuestionarios más complejos. Independientemente de la ayuda a la decisión que se utilice, la editorial nos aconseja que se proporcione a los pacientes información cuantitativa sobre los beneficios y los daños del cribado. Por cada 1.000 hombres que se hacen el cribado con el PSA (cada uno a cuatro años durante 10 años), un hombre evita la muerte por cáncer de próstata (mientras otro muere de otra cosa), 100 a 120 tienen al menos una prueba falsa positiva; se tratan a 110 hombres adicionales diagnosticados con cáncer de próstata lo que conduce a 29 casos de disfunción eréctil y a la aparición de 18 casos de incontinencia urinaria.
Otro aspecto a cuidar es saber comunicar bien las nuevas recomendaciones: “la prueba de PSA ahora es opcional”, “esta prueba tiene limitaciones y puede no ser para todos”, y “hay algunos inconvenientes importantes para que se haga el cribado “. Combinadas con ayudas para la toma de decisiones, deberían ayudar a nuestros pacientes a tomar decisiones informadas que sean consistentes con sus preferencias personales en la detección del PSA concluye la editorial.